Cuba: II Encuentro Nación y emigarción.
"Emigrados y gobierno cubanos profundizan normalización de vínculos
Prensa Latina
2004-05-20
(PL) La Habana.- Pese al carácter monolítico y beligerante que se le atribuye a la emigración cubana, sectores moderados se preparan hoy para dialogar con las autoridades de la isla en la continuación de un proceso de normalización de sus vínculos.
La III Conferencia de la Nación y la Emigración, convocada por el Gobierno cubano, se realizará del 21 al 23 del presente mes en el capitalino Palacio de las Convenciones, con más de 200 participantes de 40 países, la mayor parte de ellos presumiblemente de Estados Unidos.
Una característica de la reunión es el contexto de hostilidad de Washington, que con medidas anunciadas este mes intenta reforzar el bloqueo de más de 40 años contra el país, con la afectación en gran medida de las relacione entre la comunidad cubana residente en esa nación y sus familiares en la isla.
Esas acciones planean como una sombra gris sobre el encuentro, concebido como un espacio de diálogo respetuoso y amplio en el cual la Nación y la emigración buscarán vías de profundizar un proceso de normalización de las relaciones iniciado mediante diálogos directos en 1978.
La administración del presidente George W. Bush, sin embargo, decidió alargar de uno a tres años el período en que los cubanos radicados en ese país podrán visitar a sus familiares en Cuba, así como reducir los destinatarios autorizados de los envíos de remesas de dinero y paquetes.
A partir de ahora los llamados cubanoamericanos sólo podrán ayudar financieramente a familiares de primera línea, siempre que no sean funcionarios gubernamentales o miembros del Partido Comunista y podrán gastar sólo 50 dólares diarios en sus viajes a la isla, en lugar de los 164 que se les autorizaba.
Estas decisiones fueron recibidas con pesar por los emigrados cubanos en Estados Unidos cuando -precisamente- las autoridades de su país de origen habían anunciado la flexibilización de los procedimientos legales para viajar a Cuba.
El canciller cubano, Felipe Pérez Roque, informó que desde el próximo 1 de junio los miembros de la comunidad cubana en el exterior no necesitarán más un permiso para entrar a la isla y sólo requerirán su pasaporte habilitado.
Pérez Roque indicó que la necesidad de un permiso especial se impuso en el pasado en el contexto de la hostilidad estadounidense y su manipulación de la emigración como un arma contra la Revolución.
La decisión de eliminar ese permiso, aunque las presiones de Washington no han cesado e incluso se han incrementado, constituye una expresión de lo que el canciller aseguró es el carácter irreversible del proceso de normalización de los vínculos, así como la madurez y responsabilidad con que se aborda.
Según el más reciente censo norteamericano, en Estados Unidos viven un millón 241 mil 685 cubanos (alrededor de un millón nacidos en Cuba) con un crisol de posiciones, que van desde la izquierda hasta la ultraderecha terrorista.
Aunque se intenta proyectar una imagen de una emigración beligerante, la historia reciente demuestra que existe un sector de izquierda, minoritario pero creciente, de emigrados que apoyan las posiciones de la Revolución Cubana o de moderados que favorecen la eliminación del bloqueo y una relación normal.
Existe igualmente una ultraderecha, organizada en más de 100 agrupaciones, que mantiene su hostilidad y mediante el control del poder económico y los medios de difusión, pretende ser identificada como representante de la corriente mayoritaria.
Sin embargo, como demuestra el proceso de diálogo y numerosas encuestas de fuentes estadounidenses, el sector más numeroso está formado por un grupo políticamente conocido por algunos como "mayoría silenciosa", que responde a los conceptos universales de la emigración.
Este grupo, que emigró en busca de bienestar económico, favorece el fin de varias medidas del bloqueo y el establecimiento de vínculos armoniosos con su país de origen, a diferencia de los extremistas de derecha, convertidos en un poderoso "lobby" con ramificaciones en el gobierno estadounidense.
Más allá de cualquier análisis sociológico, la presencia aquí de un amplio número de emigrados que busca la normalización de las relaciones evidencia la falsedad del mito de grupo monolítico y beligerante de este sector y ayuda a consolidar la nueva imagen de la emigración cubana, coincidente con los patrones mundiales.
Prensa Latina
2004-05-20
(PL) La Habana.- Pese al carácter monolítico y beligerante que se le atribuye a la emigración cubana, sectores moderados se preparan hoy para dialogar con las autoridades de la isla en la continuación de un proceso de normalización de sus vínculos.
La III Conferencia de la Nación y la Emigración, convocada por el Gobierno cubano, se realizará del 21 al 23 del presente mes en el capitalino Palacio de las Convenciones, con más de 200 participantes de 40 países, la mayor parte de ellos presumiblemente de Estados Unidos.
Una característica de la reunión es el contexto de hostilidad de Washington, que con medidas anunciadas este mes intenta reforzar el bloqueo de más de 40 años contra el país, con la afectación en gran medida de las relacione entre la comunidad cubana residente en esa nación y sus familiares en la isla.
Esas acciones planean como una sombra gris sobre el encuentro, concebido como un espacio de diálogo respetuoso y amplio en el cual la Nación y la emigración buscarán vías de profundizar un proceso de normalización de las relaciones iniciado mediante diálogos directos en 1978.
La administración del presidente George W. Bush, sin embargo, decidió alargar de uno a tres años el período en que los cubanos radicados en ese país podrán visitar a sus familiares en Cuba, así como reducir los destinatarios autorizados de los envíos de remesas de dinero y paquetes.
A partir de ahora los llamados cubanoamericanos sólo podrán ayudar financieramente a familiares de primera línea, siempre que no sean funcionarios gubernamentales o miembros del Partido Comunista y podrán gastar sólo 50 dólares diarios en sus viajes a la isla, en lugar de los 164 que se les autorizaba.
Estas decisiones fueron recibidas con pesar por los emigrados cubanos en Estados Unidos cuando -precisamente- las autoridades de su país de origen habían anunciado la flexibilización de los procedimientos legales para viajar a Cuba.
El canciller cubano, Felipe Pérez Roque, informó que desde el próximo 1 de junio los miembros de la comunidad cubana en el exterior no necesitarán más un permiso para entrar a la isla y sólo requerirán su pasaporte habilitado.
Pérez Roque indicó que la necesidad de un permiso especial se impuso en el pasado en el contexto de la hostilidad estadounidense y su manipulación de la emigración como un arma contra la Revolución.
La decisión de eliminar ese permiso, aunque las presiones de Washington no han cesado e incluso se han incrementado, constituye una expresión de lo que el canciller aseguró es el carácter irreversible del proceso de normalización de los vínculos, así como la madurez y responsabilidad con que se aborda.
Según el más reciente censo norteamericano, en Estados Unidos viven un millón 241 mil 685 cubanos (alrededor de un millón nacidos en Cuba) con un crisol de posiciones, que van desde la izquierda hasta la ultraderecha terrorista.
Aunque se intenta proyectar una imagen de una emigración beligerante, la historia reciente demuestra que existe un sector de izquierda, minoritario pero creciente, de emigrados que apoyan las posiciones de la Revolución Cubana o de moderados que favorecen la eliminación del bloqueo y una relación normal.
Existe igualmente una ultraderecha, organizada en más de 100 agrupaciones, que mantiene su hostilidad y mediante el control del poder económico y los medios de difusión, pretende ser identificada como representante de la corriente mayoritaria.
Sin embargo, como demuestra el proceso de diálogo y numerosas encuestas de fuentes estadounidenses, el sector más numeroso está formado por un grupo políticamente conocido por algunos como "mayoría silenciosa", que responde a los conceptos universales de la emigración.
Este grupo, que emigró en busca de bienestar económico, favorece el fin de varias medidas del bloqueo y el establecimiento de vínculos armoniosos con su país de origen, a diferencia de los extremistas de derecha, convertidos en un poderoso "lobby" con ramificaciones en el gobierno estadounidense.
Más allá de cualquier análisis sociológico, la presencia aquí de un amplio número de emigrados que busca la normalización de las relaciones evidencia la falsedad del mito de grupo monolítico y beligerante de este sector y ayuda a consolidar la nueva imagen de la emigración cubana, coincidente con los patrones mundiales.
0 comentarios